Isla Tintero es el lugar donde cualquiera que haya sentido alguna vez la llamada de las palabras debe parar al menos una vez en la vida.
El narrador en segunda persona es ese pobre olvidado, la oveja negra de la familia. Y es lógico, porque la segunda persona, a mi modo de ver, es infinitamente más difícil de manejar que la tercera o que la primera, obligando al escritor a ser mucho más cuidadosos con lo que puede contar y lo que no. En esta entrada os traigo algunos consejos que he recopilado, ya que yo pienso que es una forma de narrar que puede transmitir mucho usada correctamente, sobre todo en ciertos géneros.
Antes de empezar hay que saber que hay diferentes tipos de narrador en segunda persona:
Si queréis saber más sobre estos tipos de narradores podéis leerlo aquí, en un post muy completo y con muchos ejemplos (blog de cuentos de Teresa Dey). Yo, por mi parte, me voy a centrar más en el narrador titiritero porque es el que trata la segunda persona de forma más plena. Un ejemplo de este narrador se puede encontrar en Aura de Carlos Fuentes en la cual el lector se convierte en Felipe Montero, protagonista de la historia y va viendo, escuchando y sintiendo según como le indica ese narrador titiritero. Otro ejemplo son los libros de Elige tu propia aventura, y de hecho, son el primer ejemplo que se le viene a la gente a la cabeza al hablar de un narrador en segunda persona.
Pero los ejemplos que os voy a poner hoy son de otra novela: Sorry de Zoran Drveknar (autor bastante encariñado con la segunda persona), del que pronto hablaremos. Se trata de un thriller, a mi gusto bastante duro y perturbador que, si bien no está escrito totalmente en segunda persona, sí tiene una parte así. Me explico, en el libro se mezclan los puntos de vista de varios de los personajes pero tú, querido lector, te conviertes en uno de ellos, en un asesino (no es spoiler, lo juro), eres parte de la historia y eso, para mí, es un puntazo en un libro de este tipo.
Lo primero que tienes que saber si vas a escribir en segunda persona es que tienes que ser el protagonista, o al menos uno de ellos. No tiene ningún sentido dictarle al personaje, como un dios omnipresente, sus acciones si éstas no van a tener ninguna repercusión. Pero creo que esto es bastante obvio. Por otro lado, el personaje tiene que estar siempre en la escena, porque lector y el personaje son el mismo, el lector se convierte en protagonista y no tendría sentido dejar al lector fuera de la historia.
En segundo lugar, es importante destacar que, en la mayoría de los casos, el tiempo que acompaña a la segunda persona es el presente. El ahora. Decirle al lector lo que está haciendo en ese momento para que se horrorice, se cuestione, se sorprenda…o sufra cualquier efecto que quieras conseguir. Es obvio que hay veces que puedes usar el pasado para mostrarle al propio lector sus recuerdos (generárselos), pero no continuamente, ya que en parte se pierde algo de la sensación de suspense. Además, no puedes generarle a un protagonista-lector infinitos recuerdos. Os voy a dejar un ejemplo de un pasaje de Sorry para que veáis:
Te sorprende lo sencillo que es encontrarla. Estabas metido en un agujero tan profundo que ya nada te parecía posible. Te fuiste perdiendo cada vez más, y cuando pensabas que ya no volverías a ver la luz, te cae en las manos la otra libreta de direcciones. Él poseía dos y eso tampoco lo sabías, como tantas otras cosas que ignorabas de él.
Como veis, cuando empiezas a leer esto, te genera preguntas ¿encontrar a quién? ¿por qué estaba en un agujero? ¿quién es «él»? Las respuestas a estas preguntas están en los recuerdos del protagonista, pero no en los del lector, por tanto hay que generárselos. Pero el tiempo predominante es el ahora.
Sigamos. Es muy importante describir bien lo que está pasando, ya que el lector debe estar dentro de la historia y debe poder imaginarse a sí mismo llevando a cabo las acciones del relato. Si no consigues que tu lector verdaderamente se crea el protagonista, olvídate de que salga bien. Además, tienes que crear la ambientación adecuada para convencer al lector de que es el protagonista, y para que sienta las mismas emociones que él.
Esto nos lleva a otro punto importante, y es que tienes que conseguir anticiparte a lo que va a sentir el lector para que se lo puedas transmitir. Un ejemplo muy chorras: si alguien muere y al protagonista le causa mucha tristeza, tienes que lograr transmitirle esa tristeza al lector, porque si no, se produce una desconexión que no conduce a nada bueno. Os pongo otro ejemplo:
-Necesito mear.
-Ah, mira tú ¿es que ahora te avergüenzas delante de mí?
Tienes la cara roja, tus puños se cierran bajo la mesa. Vergüenza. […] Con un gesto lascivo y juguetón, te hace un guiño. «¡Ya no tengo nueve años!» quisieras gritarle, pero solo hay en ti una fría rigidez, y esa rigidez no deja pasar nada.
Por último, sed conscientes de que tenéis que soltar la información poco a poco. Está claro que la segunda persona se utiliza para que el lector se sienta muy identificado con el personaje ya que, a ojos del escritor, son el mismo. Sin embargo, esto solo lo vas a conseguir si le das detalles sobre su vida pasada. A menos que tu protagonista sea un amnésico que no recuerda nada, tendrá pasado y el lector querrá conocerlo para entender las motivaciones que le llevan a hacer lo que hace.
Por eso es importante que se lo cuentes, que le expliques al lector quién es y de dónde viene, pero que lo hagas poco a poco para no cargarte el suspense. Tienes que ser sutil, más un Dios que un titiritero, que dirige las acciones del protagonista y lector sin que ellos se den cuenta de nada.
Como veis, la segunda persona ofrece un cambio de perspectiva que puede aportar a tu texto una fuerte carga emocional. Sin embargo, también es mucho más complicado hacerlo bien, ser un buen máster, gestionar adecuadamente sentimientos y recuerdos. En mi opinión, si sabes como hacerlo, la segunda persona queda mejor combinada con otras (por ejemplo, un capítulo de cada cosa) pero tienes que tener cuidado de no confundir al lector. Además, también pienso que en libros como thriller, suspense y otros del estilo puede contribuir mucho a crear una atmósfera agobiante. Por ejemplo, si le describes a tu lector cómo mata a alguien y lo haces bien, lograrás que se horrorice y se diga ¿por qué estoy haciendo esto?¿qué voy a hacer con este cadáver?¿sería yo capaz de hacer algo así?
No voy a extenderme más porque creo que ya ha quedado bastante claro, pero opino que se trata de un recurso con mucho potencial, pero que según he visto, también es capaz de estropear por completo una buena historia. A vosotros os recomiendo que, si os vais a animar a usarla, practiquéis primero para cogerle el tranquillo y además que tengáis muy claro lo que queréis conseguir con las palabras antes de plasmarlas en el papel. ¡Ah! Y el resumen de rigor: recuerda que el lector es el protagonista, usa el presente pero genera recuerdos, no descuides la ambientación, ten cuidado con las emociones y sobre todo, practica.
Y esto ha sido todo esta semana. Quedad a la espera porque pronto tendréis noticias sobre el fantástico #ProyectoB que estoy preparando para vosotros, y la verdad es que me hace mucha ilusión. Por otro lado, si os ha gustado o sido útil no olvidéis compartir, y sobre todo, dejadme comentarios contándome como ha sido vuestra experiencia con la segunda persona. ¡Hasta pronto!
Pues mira, ahora que lo dices, creo que voy a tratar de usar este tipo de narrador, por divertirme un poco. La única experiencia que tengo es la típica de ensayos de opinión en las que involucras al lector para llamar su atención, pero poco más. Será interesante
PD: TE ODIO, TENGO CURIOSIDAD POR ESE PROYECTO B
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¿Odiarme? Venga ya…jajaja, lo sé, yo también me odio a mí misma a veces. Ya te contaré los proyectos que tengo pensando en ti 🙂
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Pingback: La mezcla perfecta: Sorry de Zoran Dvrenkar | Relatos en la Isla Tintero
Puff, para mí siempre ha sido difícil escribir e segunda persona. Ya lo he intentado varias veces, pero no me acabo de convencer, aunque seguramente es que no he practicado lo suficiente. En cuanto a los del proyecto B… ¡Estás consiguiendo que tenga toda la atención en ti para saber de que trata!
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Seguramente, ya he comentado que es complicadete. Tú tranquila, que seguro que cada cosa que escribas va a mejor 🙂
Gracias por pasarte!
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Un problema de escribir en segunda persona es que, invariablemente, parece una copia de ‘Aura’, de Fuentes, y no porque la historia se parezca, sino porque al no ser una forma tan común, y sí muy artificial|
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¡Buenas! La verdad es que leí «Aura» mientras estaba investigando sobre la segunda persona y no me pareció tan similar como tú dices a otros textos en segunda persona que he leído. Sin embargo, tienes razón en que es inevitable que unas recuerden a otras por lo poco que se usa. ¡Muchas gracias por pasarte y comentar, un saludo!
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Un problema al escribir en segunda persona es que, invariablemente, parece una copia de ‘Aura’, de Fuentes, y no porque la historia se parezca, sino porque al no ser una forma tan común, y sí muy artificial (en la vida real, al hablar con alguien contamos lo que hizo alguien más -tercera persona-, o lo que hicimos nosotros -primera persona-, pero nunca le contamos a alguien lo que está haciendo ese mismo alguien -segunda persona).
Creo que lo más parecido al uso de la segunda persona en una narración, serían los juegos de rol, donde el director de juego les narra a los jugadores las acciones de sus personajes («vas caminando por el bosque, de pronto un orco te ataca, ¿qué haces?»).
Yo escribí un relato en segunda persona, y para ello me basé en mi experiencia como narrador de juegos de rol; aquí lo comparto, por si deseas leerlo (es bastante breve); «Claudia y el monstruo»: http://wp.me/p6prvQ-1B
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Nunca había considerado usar a la segundo persona, gracias por los consejos, me dieron una buena idea de cómo usarlo. 😛
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Me alegro! Muchas gracias por pasarte y comentar 😀
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Muy interesante y bien expuesto
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